El voluntariado desde nuestra mirada
Resumen
El voluntariado es una puerta a la inclusión y a la igualdad de oportunidades
Como personas con discapacidad intelectual, queremos contaros algo muy especial para nosotros: la importancia del voluntariado en nuestras vidas y la capacidad de ser voluntarios y de aportar a los demás.
Pensamos que es de suma importancia el trabajo de quienes dedican su tiempo como voluntarios. Muchas veces, las barreras físicas, sociales y emocionales pueden hacer que el día a día sea más difícil para otras personas, pero cuando aparece una persona voluntaria con una sonrisa, con ganas de ayudar sin esperar nada a cambio, todo cambia.
A veces, cuando la gente piensa en nosotros, las personas con discapacidad, sólo piensan en lo que no podemos hacer, sin tener en cuenta las que sí y las habilidades que tenemos. Pero la verdad es que tenemos muchísimas ganas de participar, de aprender, de estar con más personas, de sentirnos parte de la comunidad y no excluidos.
Falta de oportunidades y apoyo
Lo que nos falta a veces son oportunidades y apoyos para poder participar plenamente en la sociedad. Ahí es donde entra en juego el papel de los voluntarios. Se trata personas magníficas que deciden dedicar su tiempo y energía a echar una mano, no porque sea una obligación, sino porque desean contribuir a que los demás tengan una vida más fácil.
El voluntariado, para nosotros, no consiste en tareas complicadas, simplemente puede ser alguien que me ayude a leer un libro, o alguien que me acompañe a un taller de pintura o al gimnasio. También puede ser simplemente alguien con quien charlar y compartir un café o un refresco, alguien que me escucha y me hace sentir valorado.
No se trata sólo de que nos ayuden con tareas prácticas, se trata de sentirse acompañado, valorado, y parte de algo. Muchas veces el voluntariado nos devuelve la dignidad que el entorno nos niega. Nos recuerdan que no estamos solos, que, además de nuestras familias y persona de apoyo, hay personas dispuestas a compartir su tiempo, su energía y su corazón.
Un voluntario no nos ve como «personas con discapacidad», sino como una persona más, con sus propias inquietudes. Nos ayuda a centrarnos en nuestras capacidades, no en nuestras limitaciones. Los voluntarios no sólo nos prestan apoyo, también nos enseñan. Con su ejemplo nos inspiran a seguir adelante, a creer en lo bueno que hay en las personas. Gracias a ellos, hemos participado en talleres, hemos salido de excursión hemos conocido a nuevas amistades, y, sobre todo, hemos sentido que nuestra voz importa.
A veces pensamos que los actos más valiosos tienen que ser grandes, pero los gestos pequeños, como escuchar, empujar una silla de ruedas, o simplemente compartir un rato de charla, pueden cambiar un día entero.
Nosotros también hacemos voluntariado
Al mismo tiempo, nosotros también podemos contribuir con estos valores, siendo nosotros mismos voluntarios/as porque nosotros/as también podemos aportar a las demás personas y a la sociedad a través de distintos trabajos que faciliten la vida a otras personas…
En definitiva, el voluntariado no es solo un acto de generosidad, es una puerta a la inclusión y a la igualdad de oportunidades. Un voluntario, colaborando con personas de apoyo y familias, puede ser la llave que abre un mundo de posibilidades, que puede contribuir a vivir una vida más plena y conectada. Gracias a cada voluntario que dedica su tiempo y su corazón a hacer que la vida de los demás sea un poquito más fácil y mucho más rica.
El mundo necesita más gente como los voluntarios. Nosotros, como muchas otras personas, los llevaremos siempre en el corazón. Gracias a los voluntarios, que han sido referente, ahora nosotros también hacemos voluntariado, donde ayudamos y prestamos apoyo en la residencia de ancianos, descubrimos nuevas ideas, nuevas anécdotas y nuevos ambientes.
Ser voluntarios nos permite devolver a otras personas lo que nosotros también hemos recibido, y nos hace sentir parte activa, útil y comprometidos con la sociedad.