Dispositivos móviles ¿Un lobo con piel de cordero?

Resumen

Creamos conciencia entre los cuidadores principales de la repercusión que puede llegar a suponer un uso indiscriminado de dispositivos móviles

Impacto del uso de Pantallas móviles en menores de 0 a 6 años

Es obvio que no podemos tapar el sol con un dedo o que no podemos ponerle barreras al campo, por lo que tenemos que aceptar que la irrupción de dispositivos móviles en los hogares donde hay menores ha llegado a un punto de no retorno. El hecho de que para hacer cualquier acción cotidiana, como consultar la cuenta del banco o pedir una cita médica, sea preciso tener un dispositivo con conexión a Internet ha propiciado la universalización de estos y por ende que estén al alcance de cualquiera.

Sobre la influencia que los dispositivos móviles pueden llegar a tener en el desarrollo de un menor, las recomendaciones de la Asociación Española de Pediatria1 nos pueden llegar a dar una pista, ya que no se recomienda en la etapa de 0 a 6 años el uso de ninguna pantalla (Salvo excepciones). La repercusión de la exposición reiterada y sin control podría conducir a problemas comportamentales (exigencias y frustraciones,) que pueden conllevar dificultades de autorregulación en edades posteriores, así como llegar a producir alteraciones en el sueño, en la alimentación o cambios en el volumen cerebral.

Para explicar el desarrollo evolutivo infantil este se suele dividir en cuatro grandes áreas del desarrollo: Área Motora, del lenguaje, cognitiva y área socio emocional.

Para cada una de estas cuatro áreas hay evidencia científica* que constata lo que supone para el desarrollo el uso (de determinada manera) de los dispositivos móviles por parte de menores de 6 años. Seguidamente se detalla de manera somera algunas de estas evidencias:

  • Área Motora: El uso excesivo de pantallas desplaza el tiempo dedicado al juego físico, crucial para el desarrollo de la motricidad gruesa (correr, saltar) y fina (dibujar, manipular objetos pequeños). Un niño que usa a menudo un dispositivos móviles está dejando de practicar el equilibrio, la coordinación y la fuerza muscular. Aunque los juegos táctiles desarrollan cierta destreza digital, no reemplazan la manipulación de objetos tridimensionales. Podríamos decir que un mayor tiempo frente a pantallas se asocia con peores resultados en habilidades motoras gruesas y finas.2
  • Área del Lenguaje: La investigación3 consultada al respecto indica que cuanto más tiempo pasan los niños pequeños (especialmente menores de 2 años) frente a una pantalla, mayor es el riesgo de retrasos en el lenguaje hablado. Cada 30 minutos adicionales de tiempo de pantalla diario se asoció con un 49% más de riesgo de retraso en el lenguaje expresivo. Esto se debe a que el tiempo de pantalla sustituye las interacciones cara a cara con los cuidadores, que son cruciales para aprender a hablar, interpretar gestos y entender el turno de palabra
  • Área cognitiva: El tipo de contenido que se suele visualizar en los dispositivos móviles suele ser rápido y produce una gratificación inmediata lo que conlleva peores habilidades en cuanto a la memoria o el control inhibitorio. Estas habilidades se consideran clave y se desarrollan fundamentalmente a través del juego no estructurado y la interacción social. 4
  • Área Socio-emocional: Como hallazgo principal el estudio consultado 5 indica que el uso intensivo de pantallas se asocia con una menor capacidad para reconocer emociones en los demás y con un menor desarrollo de la empatía. Esto podría ser debido a que las habilidades sociales se aprenden observando e interactuando con personas reales. El tiempo de pantalla reduce las oportunidades para practicar la lectura de expresiones faciales y el lenguaje corporal.

*Destacar que los estudios a los que se hace referencia cuentan con algunas limitaciones tales como un adecuado análisis del contexto, los medios para la recogida de datos, o la difícil tarea de demostrar inequívocamente el nexo entre el hecho y la causa.

Cómo cambiar la tendencia de los últimos años es complicado en cuanto al tema que nos atañe. Forma parte de la labor de  los profesionales de Atención Temprana, entre otros agentes, el informar y crear conciencia entre los cuidadores principales de la repercusión que puede llegar a suponer un uso indiscriminado de dispositivos móviles. De igual modo también sería interesante facilitar estrategias para que, en caso de incluir esta tecnología en la rutina diaria, hacerlo de una manera que vaya en pro del menor. Algunas ideas para ello pueden ser:

  • Acompañar al niño en el momento de visualización, ya que de esta manera podemos fomentar la interacción. Por ejemplo durante la visualización el cuidador principal nombra los objetos («¡Mira, el bloque azul!»), describe las acciones («Ahora lo está poniendo encima») y hace preguntas.  También podría el adulto ir pausando el video y presentar objetos similares a los que se están viendo pero de manera real, ayudándole a imitar diferentes acciones.
  • Seleccionar determinado contenido que invite al movimiento, lo cual favorecerá en parte las habilidades motoras y logrará evitar el sedentarismo. Si queremos que se produzca aprendizaje debemos evitar el aprendizaje pasivo, para ello es fundamental que el menor esté implicado, a la misma vez  resulta necesario que un adulto lo aliente a imitar las acciones que ve. Por ejemplo sería  interesante que la persona que lo acompañe vaya narrando lo que están haciendo, por ejemplo: “Vamos a saltar lejos” “ahora vamos rápido”  “Ahora vamos lento”, etc.
  •  Aprovechar el antes y el después del uso de los dispositivos móviles para el desarrollo de funciones ejecutivas (habilidades mentales que permiten a los niños controlar su comportamiento, emociones y pensamientos para alcanzar metas.). A continuación se muestra una rutina que se podría establecer antes y después del uso, la cual contribuirá a estas habilidades:
  • Definir el propósito: Acompañar al niño a identificar para qué va a usar el dispositivo (por ejemplo, ver un video educativo o jugar un tiempo determinado).
  • Establecer límites de tiempo: Acordar de antemano cuánto tiempo estará con el dispositivo. Se puede usar un reloj o temporizador visible.
  • Anticipar la siguiente actividad: Informar con claridad qué ocurrirá después del uso del dispositivo para facilitar la transición (por ejemplo, cenar, leer o salir).
  • Conversar sobre la experiencia: Preguntar qué hizo, qué le gustó o qué aprendió. Esto estimula la memoria de trabajo y la reflexión.
  • Reconocer el autocontrol: Valorar si respetó el tiempo acordado o si apagó el dispositivo sin dificultad.
  • Proponer una actividad complementaria: Ofrecer una alternativa que estimule otras habilidades: juego libre, lectura, actividad física o colaboración en casa.

Cuando se trata de poner voz a los menores con dificultades en la comunicación, los dispositivos móviles se vuelven fundamentales. En este caso consideramos que son un impulso más que un obstáculo. Siempre que sean usados mayoritariamente para este fin no suponen los “perjuicios” que se derivan del uso de los dispositivos móviles para finalidades únicas como el entretenimiento, la distracción o la regulación emocional.

Impulsar el proyecto de futuro de cada persona, mediante apoyos personalizados y procesos de cambio social, en un marco ético y responsable, es la misión de nuestra Fundación. Los profesionales de la Fundación que trabajamos en Atención Temprana tenemos la posibilidad, en mayor o menor medida, de contribuir a este proyecto de futuro de cada menor y familia a la que apoyamos, respetando lógicamente su idiosincrasia, haciéndolo para ello con valores y sentido del deber. Escribir este artículo no ha sido con el propósito de “demonizar” a este tipo de tecnología, sino más bien, debido a ese sentido del deber,  con el propósito de informar de las consecuencias que para el desarrollo puede ocasionar en un futuro el dejar, por costumbre,  en manos de un niño el acceso a dispositivos móviles sin control ni normas.

Como en cualquier ámbito de la vida, también la educación y crianza, lo fácil es hablar pero lo difícil es ser ejemplo cada día. Merece una reflexión el cómo hemos normalizado ver a niños/as comiendo por rutina de manera mecanizada delante de un móvil, como hemos normalizado que para calmar el llanto de un niño el móvil es el mejor recurso, y también el cómo nos hemos inmunizado al hecho de que para esperar lo mejor es que “clave” los ojos en la pantalla.

La reflexión debe surgir de los cuidadores principales y la primera pregunta que deberíamos de hacernos es si somos nosotros un ejemplo adecuado en este aspecto. Cierto es que los niños décadas atrás también tenían acceso a pantallas, sobre todo a la televisión, pero la diferencia respecto a la actualidad era la imposibilidad de llevar la pantalla a todos lados, lo cual repercutía en una mejor capacidad de atención y concentración, una mayor espontaneidad, creatividad y mayores destrezas.

Referencias.

  1. Asociación Española de Pediatría. (s.f.). Plan Digital Familiar. https://plandigitalfamiliar.aeped.es/plandigitalfamiliar.php
  2. Carson, V., Tremblay, M. S., Chaput, J. P., et al. (2023). Associations between screen time, physical activity, and motor development in early childhood: A systematic review. Journal of Science and Medicine in Sport, 26(4), 295–303. https://doi.org/10.1016/j.jsams.2022.11.004
  3. Birken, C. et al. (2017). Association between mobile media device use and expressive language delay in toddlers. Presentado en la reunión de las Sociedades Académicas de Pediatría.
  4. Madigan, S. et al. (2019). Association Between Screen Time and Children’s Performance on a Developmental Screening Test. Publicado en JAMA Pediatrics.

Autor: Agustín Montilla. Coordinador de la Red de Atención Temprana en Futuro Singular Córdoba.