Estrategias recomendadas de enseñanza

Resumen

El establecimiento de una atmósfera cooperativa, de colaboración y fructífera es una parte esencial del aprendizaje.

Aprender implica la adquisición de nueva información, la elaboración de relaciones en nuestra mente, asociación de conceptos, exploración, experimentación, etc… Pero no hay una única forma de aprender, sino muchas de ellas.

Para muchos investigadores la participación social es la principal actividad a través de la cual se produce el aprendizaje. Esta actividad social y la participación comienzan a una edad muy temprana. Los padres y el entorno interactúan con los niños y niñas y, a través, de estas interacciones adquieren ciertos conocimientos que les permiten participar de forma activa en la sociedad. De acuerdo con el psicólogo Lev Vygotsky, los niños y las niñas aprenden haciendo suyas las actividades, hábitos, vocabulario e ideas de los miembros de la comunidad en la que crecen, por lo que éstas han de ser también interesantes para ellos.

El establecimiento de una atmósfera cooperativa, de colaboración y fructífera es una parte esencial del aprendizaje. La investigación ha mostrado que la colaboración social puede mejorar el aprovechamiento que los niños y las niñas hacen de ese aprendizaje. Si se provee de interacciones motivadoras o alentadoras, la colaboración contribuye al aprendizaje. Finalmente, las actividades sociales son interesantes por sí mismas y ayudan a mantener activa la motivación por dicho aprendizaje.

Por todo esto, podemos afirmar que dentro de las estrategias recomendadas de enseñanza se encontrarían aquellas que incluyan prácticas individualizadas con una enseñanza intencional de comportamientos o habilidades, basado en las fortalezas e intereses del niño o la niña y alineado con las creencias y valores de la familia.

Pero… ¿Cómo aprenden los niños y las niñas?

De manera general, podemos decir que el aprendizaje se produce a través de tres grandes fuentes:

  • Aprendizaje contingente: basado en los intereses del niño o la niña, los cuales deberán ser identificados para poder facilitar su participación en actividades que los incluyan. Además, ese interés fomentará tanto la participación en dicha actividad como su interacción con las personas del entorno, aumentando su esfuerzo y motivación por el aprendizaje, a la vez que sus competencias y progreso en el desarrollo.

A través del aprendizaje contingente, el niño o la niña aprende que sus acciones provocan una consecuencia, si esta además es positiva e interesante para ellos o ellas, la probabilidad de que la repitan en un futuro aumenta, lo que provoca el aprendizaje.

  • Actividades diarias: en el día a día de cualquier niño o niña existen multitud de experiencias diferentes tanto en el hogar como en la comunidad y el aula. Todas estas experiencias son actividades que por si mismas proporcionan miles de oportunidades de aprendizaje, tanto para adquirir conocimientos nuevos como para practicar algunos ya conocidos. De nuevo, no podemos olvidar que estas experiencias deben estar basadas en los intereses de los niños y niñas, lo que hace que su participación sea más activa.
  • Relaciones con los cuidadores: por último, y no por ello menos importante, otra de las grandes fuentes de aprendizaje sería las relaciones de los niños y niñas con sus cuidadores, relaciones basadas en interacciones sensibles y respetuosas que serían la base para la promoción del aprendizaje. Mediante estas relaciones se pueden desarrollar estrategias para fomentar la competencia socioemocional, la comunicación, el desarrollo cognitivo, la resolución de problemas, la autonomía y la persistencia.

Todas estas fuentes de aprendizaje serían la base de lo que se conoce como prácticas relacionadas con la instrucción, las cuales se encontrarían dentro de las conocidas prácticas recomendadas en atención temprana.

¿Qué son las prácticas relacionadas con la instrucción?

Las prácticas relacionadas con la instrucción serían una de las piedras angulares de la intervención y la educación a temprana edad, mediante la aplicación de prácticas educativas para maximizar el aprendizaje y el desarrollo de los niños y niñas en intervención. Supondría un conjunto de estrategias intencionales y sistemáticas para informar sobre qué enseñar, cuándo enseñar, cómo apoyar las prácticas educativas implementadas por otros y como evaluar ese proceso. Estas estrategias estarían compuestas por un subconjunto de actividades de intervención adaptadas al menor y llevadas a cabo por profesionales, padres y madres.

A continuación, vamos a hacer un resumen de los posibles apoyos a realizar en función de la fase de aprendizaje en la que se encuentre la habilidad con la que estamos trabajando.

  • Adquisición: sería el momento en el que se empieza a aprender una habilidad nueva. En este punto se pueden utilizar estrategias de modelado, instrucciones verbales, expresiones no verbales, adaptaciones, apoyo físico o moldeamiento
  • Fluidez: se aprendería a hacer la habilidad sin dificultad y a un ritmo natural. En este momento se podría realizar el modelado de un nuevo componente de la habilidad si lo hubiera, dar instrucciones verbales, realizar preguntas, dar a elegir, realizar expresiones no verbales, ofrecer apoyo físico si fuera necesario, favorecer la expansión o ampliación, dar feedback explícito y fomentar oportunidades de practicar
  • Mantenimiento: supondría la realización de la actividad de forma autónoma tras la finalización de la instrucción. En esta etapa, tan solo se les ofrecen oportunidades para practicar la actividad y se les anima cuando lo realizan de forma correcta.
  • Generalización: sería la última fase de aprendizaje, en la que los niños y niñas realizarían dicha habilidad cuando sea necesario y en diferentes situaciones. En esta fase, no necesitarían apoyo por parte los cuidadores.

Veamos estas fases a través del ejemplo de una habilidad concreta, como podría ser cepillarse los dientes.

Ana se pone frente al espejo del baño junto a papá, observa el cepillo y la pasta de dientes, hoy les han contado en el cole un cuento sobre cepillarse los dientes y ha despertado la curiosidad de Ana, pero aún no sabe qué hacer con ellos.

Papá se pone a su lado, coge su cepillo de dientes y echa la pasta actuando de modelo y animando a Ana a que también lo haga. Como le cuesta, papá le coge sus manitas y modela la acción. A continuación, el papá se lleva el cepillo de dientes a la boca y comienza a cepillarse, modelando de nuevo la acción de Ana (fase de adquisición).

Tras repetir esto durante varios días, el papá va observando que Ana cada vez realiza la actividad de forma más autónoma, reduciendo de esta forma los apoyos ofrecidos y sustituyéndolos por instrucciones verbales.

Un día, Ana coge sola el cepillo, echa la pasta y se lleva el cepillo a la boca para cepillarse los dientes, mientras papá se mantiene a su lado dándole instrucciones verbales (fase de fluidez). Posteriormente, papá solo tiene que decirle a Ana que ha llegado el momento de cepillarse los dientes para que ella vaya al baño y lo realice (fase de mantenimiento).

Durante las siguientes semanas, Ana se lava los dientes tanto en su casa como en casa de sus abuelos cuando va allí a comer, además ha empezado a cepillarle los dientes a sus muñecas (fase de generalización).

¿Qué papel tiene la atención temprana en estas estrategias de enseñanza recomendadas?

Los profesionales de la atención temprana serían uno de los apoyos necesarios para que estas estrategias se realicen de forma adecuada y se produzca el aprendizaje de las diferentes habilidades en conjunto con la familia.

Es decir, las prácticas relacionadas con la instrucción serían el resultado de la combinación entre las diferentes fuentes a través de las que aprenden los niños y las niñas y el análisis de sus intereses y entorno, planificación de las posibles estrategias y actividades a implementar, implementación de dichas estrategias y actividades en su entorno y posterior evaluación de ese proceso de implementación, en conjunto entre los profesionales de atención temprana y el entorno. Todo esto, daría como resultado la adquisición de diferentes habilidades y conocimientos de los niños y niñas, fomentando así la evolución de su desarrollo.

Equipo de Atención Temprana de Futuro Singular Córdoba

Bibliografía

Vygotsky, L.S. (1978). Mind in society: the development of higher psychological processes. Cambridge, MA, Harvard University Press