La importancia de un buen descanso en la edad infantil

Resumen

El descanso en la infancia no es un lujo, es una necesidad biológica y un pilar fundamental para el desarrollo integral del/a niño/a.

Según la Organización Mundial de la Salud el descanso es un estado de actividad reducida que permite al cuerpo y la mente recuperarse y rejuvenecer. No es simplemente inactividad, sino un proceso que incluye relajación y liberación del estrés. (OMS sf.)

En resumen, la OMS reconoce el descanso como una necesidad biológica fundamental para el bienestar, vinculando estrechamente con el sueño y la recuperación del cuerpo y la mente. (OMS sf.)

El sueño es un proceso evolutivo y activo y se inicia prenatalmente como resultado de un equilibrio bio-psico-social inestable y dinámico; su evolución depende de la armonía entre estos tres factores. (Asociación Española de Pediatría AEPap. Familia y salud. Higiene y Salud. Enseñando a dormir a nuestros hijos.)

Las funciones del sueño y el descanso son diversas y necesarias tanto para un adecuado funcionamiento del cerebro como del organismo en general. El sueño y descanso favorece:

  • La restauración o conservación de energía.
  • La eliminación de radicales libres generados por el trabajo de las células.
  • La síntesis y secreción de hormonas como la del crecimiento.
  • El fortalecimiento del sistema inmunológico.
  • La consolidación de la memoria y el aprendizaje.
  • Desarrollo físico: durante el sueño profundo, el cuerpo libera la hormona del crecimiento, esencial para el desarrollo óseo y muscular.
  • Desarrollo cognitivo: un buen descanso mejora la capacidad de aprendizaje, la atención, la concentración y la memoria.
  • Regulación emocional: dormir lo suficiente ayuda a los niños/as a ser más tranquilos/as, pacientes y a regular sus emociones, reduciendo rabietas y mejorando su comportamiento.
  • Sistema inmunológico: un descanso adecuado refuerza las defensas naturales del cuerpo, protegiendo contra enfermedades.
  • Salud mental: el sueño de calidad ayuda a prevenir problemas como la ansiedad y la depresión, mejorando el bienestar emocional general.
  • Rendimiento académico: un/a niño/a bien descansado aprende más rápido y tiene mejor capacidad de concentración.
  • Prevención de enfermedades: un buen descanso ayuda a regular las hormonas del hambre, reduciendo el riesgo de obesidad y enfermedades metabólicas.

La reducción de horas de sueño y descanso afecta la calidad de vida, bajando el rendimiento en las actividades de la vida diaria, así como el desarrollo de trastornos del estado de ánimo. En edades tempranas el organismo requiere mucha actividad, el cerebro está en el momento cumbre de adquisición de aprendizajes y las relaciones con el entorno son fundamentales para llenar al menor de vivencias. Por lo tanto, el sueño es esencial para un nivel óptimo de salud a cualquier edad, pero sobre todo en edad infantil.

En particular, el sueño desempeña un papel importante en el desarrollo físico, emocional y del aprendizaje en niñas/os y adolescentes. Por ejemplo: quién no ha escuchado “ha crecido mucho debido a la fiebre que ha tenido”. Realmente no es debido al proceso febril, sino al descanso que ha tenido consecuencia del proceso patológico agudo sufrido.  Cuando los niños duermen se libera la hormona de crecimiento o Somatotropina, alrededor del 80 % se libera durante el sueño (Van Cauter, E., & Plat, L. (1996). Physiology of growth hormone secretion during sleep. Journal of Pediatrics.).

Actualmente, está documentado que el sueño es esencial para el aprendizaje y para la consolidación de la memoria procedimental, espacial y explícita relacionada con el manejo y uso del lenguaje (Diekelmann, S., & Born, J. (2010). The memory function of sleep. Nature Reviews Neuroscience). Además, para que todos aquellos nuevos conocimientos o memorias se consoliden o se conviertan en memorias de largo plazo es necesario una buena calidad de sueño.

El sueño en los niños se encuentra sometido a una lenta maduración y puede ser modificado.

Existen influencias tanto genéticas como prenatales, pero sobre todo influyen el establecimiento de las rutinas diarias, el tipo de relación-apego y la actitud de los cuidadores frente al sueño.

Ocurren despertares fisiológicos a lo largo de cada periodo de sueño y el objetivo es conseguir que el niño concilie nuevamente el sueño por sí solo. (Morera Sanz, M. I., & Grupo de Sueño AEPap. (10 de octubre de 2011). Higiene del sueño. Enseñando a dormir a nuestros hijos. Familia y Salud)

Se conocen tres formas de alterar el tiempo de sueño:

  •  la privación (suspensión total por un periodo de 24 horas o más)
  •  la restricción (reducción de las horas de sueño) y
  •  la fragmentación (despertares frecuentes)

 Todas estas alteraciones de tiempo y continuidad afectan el proceso de aprendizaje. (Carrillo‑Mora, P., Ramírez‑Peris, J., & Magaña‑Vázquez, K. (2013). Neurobiología del sueño y su importancia: antología para el estudiante universitario. Revista Neuropsicología, Vol. 56, Núm. 4.)

Si un/a niño/a no duerme el tiempo necesario por la noche puede afectar a su crecimiento y, si la falta de sueño persiste, se pueden desarrollar problemas en la conducta, atención, memoria y aprendizaje

Las consecuencias de la falta de sueño en niños y adolescentes se pueden resumir en:

• Disminución de las funciones cognitivas, lo que se refleja en una reducción en la función ejecutiva.

• Los niños son más susceptibles de desarrollar trastornos de memoria que las niñas, ya que el cerebro de las niñas madura más rápido.

• Una mala calidad de sueño está asociada con una disminución en la memoria de reconocimiento.

• Se ha relacionado la privación de sueño con alteraciones en la conducta en niños/as y adolescentes, lo cual, a su vez, se ha vinculado con el desarrollo temprano de trastornos del estado de ánimo, como la depresión y la ansiedad y afectación del sistema cardiovascular, inmunológico y metabólico.

En los Centros de Atención Temprana de Futuro Singular Córdoba observamos que es muy frecuente que, al realizar la entrevista basada en rutinas a las familias, su respuesta sea: “se despierta varias veces en la noche” o “se duerme muy tarde”. Esto, normalmente produce alteraciones en el funcionamiento familiar a acumularse en cansancio de los padres o cambiar continuamente rutinas.

Atendiendo a la individualidad y características de cada menor y su entorno podemos dar consejos y estrategias para fomentar una rutina de sueño y descanso lo más óptima posible.

  • Crear rutinas desde los primeros meses de vida con un ritual de higiene, alimentación o intercambio afectivo (unos 15 minutos de caricias, arrullos…) antes de acostarle.
  • Acostarles despiertos en su cuna, para que aprendan a dormirse solos.
  • Las tomas nocturnas deben ser más cortas, sin luz ni otros estímulos, ya que deben ir desapareciendo a los 6 meses de edad.
  • Respetar los horarios y rutinas (día y noche), que han de ser similares de un día a otro, y razonables para el niño según su edad, época del año…
  • Colocar en la cuna o cama elementos que le vinculen al sueño, como muñecos, asegurándonos de que sean seguros que sólo se utilicen para conciliar el sueño.
  • Respetar las siestas (con horario razonable) en los niños pequeños (hasta los 4-5 años)
  • El ambiente para dormir debe ser tranquilo, silencioso, oscuro y con agradable temperatura.
  • Transmitir tranquilidad y seguridad al niño; intentado no perder los nervios
  • Tener unos hábitos saludables de alimentación (evitar bebidas estimulantes, exceso de azúcares o grasas)
  • No es recomendable la actividad física vigorosa previa a dormir.
  • Evitar el uso de la televisión para conciliar el sueño o la exposición de más de dos horas al día a una pantalla, ya que son factores que limitan el sueño

El descanso en la infancia no es un lujo, es una necesidad biológica y un pilar fundamental para el desarrollo integral del/a niño/a. Dormir bien favorece el crecimiento físico, el aprendizaje, el equilibrio emocional y la salud general. Los adultos responsables del cuidado infantil debemos fomentar, desde temprano, hábitos que promuevan un sueño saludable, estableciendo rutinas, ambientes apropiados y límites coherentes.

Una infancia bien descansada es una infancia con más oportunidades para crecer, aprender y ser feliz.

  • En Familia y Salud, sección CRECEMOS, artículo SUEÑO para cada etapa de edad
  • En Familia y Salud: Cuentos para crecer y educar: “Cuando vas a dormir”
  • En Familia y Salud: Libros para padres “El sueño”.
  • Acosta-Hernández, M. E. ., García-García, M. del C. ., & García-García, F. . (2025). La importancia de dormir en la infancia y en la adolescencia. Revista Eduscientia. Divulgación De La Ciencia Educativa, 1(2), 84–93. Recuperado a partir de https://www.eduscientia.com/index.php/journal/article/view/30 (Original work published 31 de agosto de 2018)
  • Anales de pediatría ( Barcelona).20217;86(3):165e1-165.e11.
  • Organización Mundial De la Salud- Descanso y sueño
  • Sociedad española de Neuropediatria. Pautas de higiene de sueño en lactantes
  • Asociación Española de Pediatría  AEPap.Familia Y salud.Higiene y Salud. Enseñando a dormir a nuestros hijos.
  • (Carrillo‑Mora, P., Ramírez‑Peris, J., & Magaña‑Vázquez, K. (2013). Neurobiología del sueño y su importancia: antología para el estudiante universitario. Revista Neuropsicología, Vol. 56, Núm. 4.)

Autora: Beatriz Osuna Sastre, Directora del CAIT Futuro Singular Córdoba en Castro del Río.