APOYO CONDUCTUAL POSITIVO “No pretendamos que las cosas cambien si hacemos siempre lo mismo” (Albert Einstein)

¿Qué es el APOYO CONDUCTUAL POSITIVO (ACP)?

El Apoyo conductual positivo, en adelante (ACP), consiste en desarrollar y establecer apoyos, con el fin de conseguir cambios conductuales importantes a nivel social, utilizando estrategias adaptadas a las personas que presentan las conductas problemáticas. El ACP centra la atención en crear y apoyar contextos que incrementen la calidad de vida (desarrollo personal, salud, social, familiar, trabajo, ocio y tiempo libre, etc.) haciendo que las conductas problemáticas para aquellas personas que las presentes sean menos eficaces, eficientes y relevantes y que las conductas alternativas sean más funcionales.

El enfoque de ACP considera a las familias, maestros/as, logopedas, etc. como unos colaboradores imprescindibles de los supuestos “expertos” en problemas de conducta. “Más vale prevenir que curar” sería la frase que podría definir uno de los principales objetivos de la ACP. No se pretende sólo que la “conducta problemática” desaparezca, o disminuya en el momento puntual en el que se produce, sino también un cambio de estilo de vida a largo plazo.

El enfoque de ACP se ha aplicado a varios tipos de problemas de conducta así como a personas con diferentes diagnósticos y ha tenido un crecimiento constante durante los últimos años.

El ACP es eficaz, incluso a la hora de reducir graves problemas de conducta. Este enfoque es especialmente sensible a las necesidades y prioridades de las familias y los distintos profesionales que intervienen con sus hijos/as. El objetivo fundamental es reconducir todas las conductas que puedan repercutir negativamente en la calidad de vida de la persona, partiendo siempre del respeto y del conocimiento profundo de esta.

¿Cómo llevar el Apoyo Conductual Positivo al día a día?

A veces no logramos entender por qué nuestro hijo/a actúa de la manera en que lo hace: grita, pega o se agrede a sí mismo, tira o rompe cosas…etc. Y con frecuencia nos preguntamos: ¿Qué le lleva a hacer eso?, ¿estamos actuando bien?, ¿podríamos hacerlo de otra forma?, ¿cómo podemos ayudarle?

Os invitamos a reflexionar sobre algunas cuestiones que os ayuden a entender mejor qué pasa, pensar sobre vuestras actuaciones y quizás daros algunas pistas sobre cómo mejorar algunas cosas y poder así ayudar aún más a vuestro familiar.

Los niños y niñas con dificultades comunicativas, sociales, hiperactividad, trastornos del espectro de Autismo, retrasos madurativos, etc. pueden presentar diversos problemas de conducta: rabietas, agresiones, negativismo (decir “no” casi siempre y no cooperar), comportamientos desafiantes, etc. Normalmente, el castigo es la única estrategia que se utiliza para tratar de aminorar dichos problemas de conducta. Esta técnica, aunque se utiliza de forma generalizada tiene una eficacia muy limitada en niñas y niños con o sin problemas en su desarrollo.

Evaluación de la conducta y su contexto

El enfoque del que venimos hablando, Apoyo Conductual Positivo, propone realizar una evaluación funcional de la conducta y su contexto que nos ayude a comprender mejor los factores que desencadenan y mantienen las conductas problemáticas, es decir, por qué creemos que pasa lo que pasa y cuándo y cómo suele pasar, para después plantear estrategias de intervención (qué podemos hacer y cómo lo vamos a hacer).

Los verdaderos “expertos” en vuestros hijos e hijas sois su familia, vosotros mejor que nadie conocéis cómo son y qué necesitan para estar bien y desarrollarse plenamente. No podemos empezar la casa por el tejado a la hora de intervenir para cambiar las conductas que no le están permitiendo adaptarse a su entorno. Se trata de esperar, observar, pensar bien antes de dar el siguiente paso y de hacer un esfuerzo en no dejarnos llevar por el sentimiento de malestar que nos genera o por lo llamativo de la conducta problema (por ejemplo, ver como nuestro hijo/a se golpea contra objetos).

¡Ojo!, no pretendemos cambiar al niño o a la niña, ni sus intereses ni sus gustos, únicamente vamos a intervenir sobre todas aquellas conductas que influyan de manera negativa o perjudicial en su vida. Debemos recordar que las rabietas, las conductas oposicionistas, la escasa tolerancia a la frustración, etc. forman parte de la etapa del desarrollo en la que se encuentra vuestro niño/a independientemente de si posee un diagnóstico o no.

Encontrar la conducta adecuada con la misma función

Sobre la conducta problemática en cuestión, sea cual sea, tenemos que saber que para esa persona va a tener una función, es decir, “le sirve para algo”, Nuestro objetivo es buscar otra conducta con la misma función pero que resulte más adecuada.

Ejemplo: “Estoy enfadada porque no puedo comunicarme y decirte que estoy muy cansada y no me apetece seguir andando y por eso me tiro al suelo y comienzo a llorar”

Alternativa: le enseñamos otra conducta para comunicar que se encuentra cansada, como pararse y subir los brazos en señal de que la cojamos en brazos.

En ambos casos la función es la misma: comunicar que está cansada. Lo que ocurre es que la primera (tirarse al suelo y llorar) tiene mayor impacto para nosotros y hace que nos enfademos y reaccionemos mal. La otra estrategia requiere de un aprendizaje más complejo, en el que deberemos emplear grandes dosis de paciencia y cariño, pero, a la larga, reconducir la conducta dándole la estrategia, modelándola pasito a pasito y reforzándola (diciéndole lo bien que lo está haciendo y alabando cuando no se tire al suelo por ejemplo) conseguiremos que aprenda otra forma de comunicar algo que en ese momento no puede o no sabe.

Para ir finalizando recordar que es muy necesario partir desde el principio de una relación positiva y agradable con la persona, creando lazos fuertes que le den confianza para seguir adelante y aprender de manera eficaz todo lo que está por llegar.

La importancia del Apopo Conductual Positio en Futuro Singular Córdoba

Desde la fundación Futuro Singular Córdoba somos conscientes de las dificultades personales, sociales y familiares que se plantean en la interacción de las personas con y sin discapacidad intelectual y los problemas de conducta en el entorno. Tanto es así que se requiere de una actuación específica sin olvidar que el objetivo es mejorar, paliar o controlar las conductas problemáticas y mejorar la calidad de vida de la persona que manifiesta tal problema.

A lo largo del tiempo, se han dado respuestas a las conductas problemáticas desde distintos modelos como: psicodinámicos, conductistas o cognitivos, pero ninguno de ellos ha aportado una explicación y unos resultados satisfactorios en relación a las alteraciones de la conducta. Desde nuestra fundación entendemos que la manera más adecuada y completa para intervenir en los problemas de conducta  en  coherencia con nuestra misión, visión y valores, es la que se realiza desde un enfoque ecológico o en el entorno natural, ya que no solo está centrada en la persona sino dándole una mayor importancia en el contexto donde éste se desenvuelve y la interacción entre ambos.

Defendemos que no es suficiente con intervenir directamente con la persona, sino que se requiere intervenir en el entorno donde se desenvuelve, siendo necesario  que esos entornos se ajusten también a las condiciones únicas de la persona.  Por lo tanto, estas son las premisas básicas que desde Futuro Singular Córdoba se tienen en cuenta para apoyar  a las  personas que presentan conductas problemáticas.

Autores:

Inmaculada Sánchez Castillejo  y Antonio Alberto Mesa Siles. Psicólogos del CAIT Futuro Singular Córdoba – Centro de Córdoba.