Cómo la variable personalidad puede utilizarse para mejorar la prestación de apoyos a las personas con discapacidad intelectual.
Resumen
Futuro Singular Córdoba introduce la variable personalidad para mejorar la prestación de apoyos a las personas con discapacidad intelectual
Desde el ámbito de la psicología, la personalidad ha sido históricamente un concepto muy desarrollado. Existen muchos autores, modelos, teorías y técnicas de evaluación que intentan explicar el comportamiento basándose en las diferencias individuales a través de este constructo psicológico. A nivel popular, de hecho, es un asunto de frecuente análisis y debate. Las personas utilizamos muy habitualmente descripciones en nuestro día a día para describir la personalidad de los que tenemos alrededor, haciendo inferencias y creando sinergias adaptadas al mundo que nos rodea, a las personas que nos rodean.
La personalidad permite que nos diferenciemos unos de otros y expresa esas diferencias, es decir, permite explicar cómo, ante los mismos hechos y situaciones, las respuestas y las conductas de las personas puedan ser diferentes. Además, por definición, es un modelo de respuesta relativamente estable en el tiempo otorgándonos independencia y diferenciación con respecto a los demás.
Un concepto apasionante, un reflejo de nuestra autenticidad que algunos de los muchos autores que se adentraron en su análisis definieron como “…organización relativamente estable de características estructurales y funcionales, innatas y adquiridas bajo las condiciones de su desarrollo, que conforman el equipo peculiar y definitorio de conducta con el que cada individuo afronta las distintas situaciones” (Bermúdez y Rodríguez, 1996).
LA VARIABLE PERSONALIDAD EN PERSONAS CON DISCAPACIDAD INTELECTUAL
Toda esta realidad tiene una correspondencia clara, como no podía ser de otra manera, cuando hablamos de las personas con discapacidad intelectual. Desde el trabajo que realizamos en Futuro Singular Córdoba, las cuestiones relacionadas con el reconocimiento de la singularidad y el compromiso con las personas son cuestiones troncales que nos hacen plantearnos cómo podemos conocer mejor la esencia de la persona, cómo podemos llegar mejor a ella, cómo podemos prestarle apoyos adaptados y cómo podemos hacer un seguimiento de los mismos a lo largo de las variaciones que la persona experimente a lo largo de su vida.
En todo este desarrollo, el papel de la personalidad es una variable crucial que no podemos seguir dejando pasar. Y digo seguir dejando pasar, porque hasta hoy los autores, modelos, teorías y técnicas de evaluación a las que hacía referencia al principio, brillan por su ausencia en el ámbito de las personas con discapacidad intelectual. Apenas encontramos en los últimos veinticinco años un autor, con un modelo de referencia y una herramienta de evaluación que ha profundizado en este aspecto en el ámbito concreto de la discapacidad intelectual.
LA VARIABLE PERSONALIDAD EN LOS PLANES PERSONALES DE APOYO
Recientemente en nuestra entidad hemos incorporado este enfoque, estableciendo una serie de pasos que incorporan la variable personalidad de manera previa a la elaboración de los Planes Personales de Apoyo.
Test de personalidad adaptado
En primer lugar, tras un mínimo de seis meses de conocimiento previo de la persona, desde el servicio de valoración, orientación e información psicológica, se hace un test de personalidad adaptado a personas con discapacidad intelectual. Este test es una versión traducida del EZPQ, una herramienta basada en la teoría de la personalidad de Zigler que agrupa los perfiles personales en siete áreas: Motivación preferencial, Obediencia, Tendencia a las reacciones negativas, Tendencia a las reacciones positivas, Creatividad/curiosidad, Expectativa ante sucesos y Autodirección.
La cumplimentación de este test es realizada por los profesionales de la psicología del centro de referencia de la persona con el apoyo, si fuera necesario, de personas suficientemente cercanas a la persona sobre la que recabamos información. Sin embargo, en este proceso debemos tener en cuenta que no siempre la personalidad es fácilmente identificable desde el plano comportamental, más aún en personas con discapacidad intelectual. Generalmente tienen tendencia a la deseabilidad social y a la cohibición de las manifestaciones propias por evitar conflictos para cuyo afrontamiento, muchas veces, se perciben como carentes de recursos de respuesta.
Análisis de los datos y aplicación al Plan Personal de Apoyo
Posteriormente, se pasa al análisis de los datos obtenidos y a la elaboración de un informe en el que se desarrollan las áreas más relevantes encontradas. Este informe, se trasladará al equipo encargado de establecer los objetivos del Plan Personal de Apoyo y las actividades de cara a servir como documento de apoyo en el planteamiento de las intervenciones. El sentido de esta orientación, debemos señalar, no va orientada a revertir o contrarrestar tendencias marcadas que hayamos detectado, si no a que nuestras propuestas de apoyos sean más cercanas a las características de la persona y, por tanto, más exitosas.
Como hemos puntualizado antes, la personalidad es un rasgo relativamente estable en las personas y, especialmente una vez alcanzada la adultez, no se requeriría repetir la medición de manera secuencial. Sin embargo, este aspecto queda a criterio de los profesionales para repetir el proceso cuando haya evidencias de que la información obtenida no es ya ajustada ni relevante para la persona.
CONCLUSIÓN
Esta visión más completa, analizando la personalidad de una manera más objetiva y contrastada, pretende asegurarnos una planificación aún más centrada en la persona, donde el respeto y el reconocimiento a la singularidad sea distinguido como nuestro auténtico valor. Como dijo Audre Lorde “No son nuestras diferencias lo que nos divide, sino la incapacidad para aceptar esas diferencias”.
Autora: Laura Calero. Directora del Centro de Futuro Singular Córdoba en Palma del Río