Entrevista a Antonio Higueras: Vicepresidente de Futuro Singular Córdoba

Antonio Higueras es Vicepresidente de Futuro Singular Córdoba desde el año 1990. Desde entonces ha trabajado activa e intensamente por el funcionamiento de la fundación y los derechos de las personas con discapacidad intelectual. Una persona alegre, positiva, comprometida y afable que hoy nos brinda esta entrevista.

Antonio ¿Cómo llegaste a Aprosub hace 30 años?

Es un proceso largo. Yo tenía a mi hijo Francisco Javier en el Colegio Público de Educación Especial “Virgen de la Esperanza”. Allí estuvo muchos años, pero, como padres, nos preocupaba qué pasaría con él tras el periodo de escolarización. En esos momentos sólo disponíamos de CAYPO, pero arrastraba una mala reputación.

Varios padres y madres tuvimos la misma preocupación y queríamos buscar un buen lugar para nuestros hijos. Por eso, dispusimos varias reuniones algunos miembros de las juntas directivas del C.E.E. Mª Montessori, Santo Ángel y Virgen de la Esperanza.  Así creamos nuestra federación para darnos fuerzas. Con todas las preocupaciones y demandas, acudimos a la Delegación de Asuntos Sociales de Córdoba: estábamos dispuestos a crear nuestro propio centro con la ayuda de la Administración. Pero la delegada nos hizo ver que era imposible y que lo que debíamos hacer era mejorar lo que ya había, desde dentro. Nos ayudó en todo lo posible y así lo hicimos. Las juntas directivas de Santo Ángel y Virgen de la Esperanza nos hicimos socios de Aprosub y empezamos nuestra andadura.

Con la ayuda de la Delegación de Asuntos Sociales, conseguimos celebrar una Asamblea General de Socios, que llevaba años sin celebrarse. Presentamos nuestra candidatura que salió aprobada y comenzamos a trabajar. El proceso duró todo un año. Lo conseguimos a finales de 1990. Llevo 30 años ininterrumpidos de Vicepresidente.

¿Cómo te sientes perteneciendo al patronato de la fundación?

Contento y agradecido. Contento por haber participado en los logros conseguidos con tanto esfuerzo y agradecido porque mi presidenta y compañeros de Patronato aún consideran útiles mis opiniones. También me siento con entusiasmo para seguir trabando, el trabajo es salud.

Como padre de un chico con discapacidad, ¿Ves importante el papel de un familiar en el patronato?

Lo veo importantísimo. No significa que el Patronato no esté abierto a otro perfil de personas, pero los padres tenemos un papel esencial. Somos los primeros responsables de la felicidad de nuestros hijos. Queremos y debemos participar en su día a día en los centros. Acercarnos a los colegios y hablar con el profesorado, acudir a nuestros centros de Servicios Sociales Especializados.

Nosotros tenemos una visión profunda de sus necesidades. La coordinación y comunicación entre familiares y los educadores es algo trascendental y repercute muy favorablemente en la educación de cualquier persona. Más en nuestros hijos e hijas con discapacidad, donde el afecto, la cercanía y el cariño es lo que más valoran.

Tú que llevas tantos años, ¿Qué cambios importantes has observado en la fundación?

Desde el punto de vista económico estamos siempre sin un duro como antes, pero a pesar de esto hemos mejorado mucho. En los años 90 los únicos centros de Aprosub que tenían concierto con la Administración eran los colegios. Las residencias y centros ocupacionales se mantenían con subvenciones (que llegaban cuando llegaban). Hoy en día, tanto los Colegios como los Centros de Servicios Sociales Especializados están concertados y eso supone unos ingresos fijos con los que realizar unos presupuestos y objetivos reales.

Pero donde más ha cambiado la Fundación ha sido en su estructura y los medios empleados para conseguir nuestros objetivos y finalidades. En los años 90, era la Junta Directiva la responsable directa de la gestión de los centros. Teníamos un gerente, una secretaria y una administradora. Ahora tenemos un Equipo Técnico formado por una Dirección General, un Director Técnico, otro de Recursos Humanos, Administración y hasta una persona en Comunicación.

Este equipo, junto con las direcciones de los centros, se encargan de la gestión y buena marcha de la Fundación. La responsabilidad máxima de la Fundación recae en el Patronato, que está formado por 9 personas, 4 mujeres y 5 hombres

Sin embargo, es en los medios para conseguir nuestros objetivos, donde noto más diferencia. Estamos inmersos en un sistema de Calidad muy valorado por la Junta de Andalucía y un Plan de Mejora que seguimos años tras años con auditorias. Esta mejora nos sirve para incorporar la gestión en procesos centrados en las personas, buscando su calidad de vida. Es algo muy práctico a la hora de recoger resultados y saber dónde hay que incidir más para seguir avanzando.

¿Crees que en la sociedad también ha habido cambios en la manera de tratar y/o percibir a las personas con discapacidad intelectual?

Se va avanzando, pero aún falta mucho más. Nosotros, como padres, estamos muy mentalizados pero la sociedad no tanto.

Creo que ha cambiado el lenguaje; de llamarlos “subnormales” a llamarlos personas con discapacidad hay mucho recorrido. También ha cambiado el hecho de tener a estas personas encerradas en casa por vergüenza, por considerarlos como un lastre familiar (estoy hablando de hace ya mucho tiempo) a que estén trabajando o relacionándose con otros niños en la calle… hay un abismo.

También veo avance en la eliminación de barreras arquitectónicas que ha permitido que cualquier persona con discapacidad pueda valerse por sí misma.  Las ciudades se hacen más accesibles para todas las personas al mismo tiempo que la cultura, que cada vez es más inclusiva.

¿Cómo desearías que avanzara la Fundación en los próximos años?

Me gustaría que los próximos pasos fuesen lentos pero firmes, como se está haciendo hasta ahora.

Veo con satisfacción la labor que se ha realizado y se sigue haciendo con las personas con altas necesidades de apoyo. Valoro mucho el funcionamiento de los grupos de Autogestores, y creación del reciente Centro Especial de Empleo.

Pero mi primer deseo es precisamente en este campo, porque hay que seguir insistiendo en el empleo para las personas con discapacidad. Creo que es un elemento esencial para procurar satisfacción personal y conseguir su integración social.  El trabajo es una forma de acercarse a la normalidad y un factor de autoestima y salud.  Para las personas con discapacidad es ante todo una medicina. Medicina para las relaciones interpersonales y medicina para conquistar la autoestima a través del esfuerzo. El trabajo es una herramienta para que la persona con discapacidad se promocione. Me gusta insistir en el tema.

Mi segundo deseo está relacionado con la Educación Inclusiva. Está a punto de salir la nueva ley de educación, la LOMLOE, en la que se defiende la inclusiva. Nosotros somos partidarios de la inclusión, pero a todos los niveles, nos sólo educativo sino social y laboral, y que este principio no solo se aplique a las personas con discapacidad sino a la sociedad.

Hay que enseñar a la sociedad a que conviva con la persona con discapacidad y que ésta conviva con la sociedad. Por tanto, no es tan fácil que un colegio ordinario consiga impartir una educación de calidad para todos. Para conseguirlo, se necesitan, primero, los medios materiales necesarios y segundo, maestros preparados y con ilusión, que sepan estimular, orientar, enseñar y facilitar el aprendizaje. ¿Me puedes decir cuándo estaremos preparados para esto? No eliminemos los centros específicos sin haber conseguido antes todo lo que acabo de decir.