Entrevista a Ana García. Vocal de Futuro Singular Córdoba
Cómo han cambiado los apoyos a las personas con discapacidad intelectual en 40 años.
Ana García es vocal de nuestro Patronato y siempre ha sido muy activa en todos los movimientos sociales y educativos.
Actualmente, colabora con varias asociaciones como la Asociación Vecinal de Valdeolleros y Plataforma de Pensiones.
Su compromiso y voluntad de mejorar la calidad de vida de su hijo Miguel, le motivó hace años, a ser presidenta del AMPA en el Colegio E.E. María Montessori, cuando aún éramos Aprosub. Más tarde, continuaría en los Órganos de Gobierno como miembro de la Junta Directiva y actualmente, y desde que somos fundación, como vocal del Patronato.
Ana desde tu experiencia ¿Cuáles crees que han sido más principales deficiencias del sistema en la atención a las personas con discapacidad?
Si nos remontamos a hace 40 años, cuando Miguel era pequeño, no había ningún tipo de ayuda ni apoyo a las familias de niños con discapacidad. No teníamos atención temprana, ni colegios de educación especial.
Incluso en las guarderías, como fue el caso de Miguel, no aceptaban a niños con discapacidad.
Por supuesto, tampoco teníamos ayudas económicas.
En aquellos momentos, incluso la ciudadanía te lo ponía difícil. Creo que era una ciudadanía muy lejana a la realidad de las personas con discapacidad. A mí, no paraban de decirme “pobrecito” cuando nos veían en la calle. “Pobrecito, ¿por qué”
Desde que Miguel era pequeño nosotros hemos salido todos los días, tenemos mucha vida en la calle, vamos a muchos lugares juntos. Tiene mucha relación con sus hermanos, se relaciona con otros colectivos y tiene mucha vida en la fundación.
Actualmente, la mayor deficiencia que encuentro es la eterna burocracia de la Junta de Andalucía.
¿Cuáles consideras que han sido los principales logros a lo largo de los años?
Dos bajo mi punto de vista.
Por un lado, la ciudadanía está cambiando bastante. Ya no ven a las personas con discapacidad como “bichos raros”.
Y, por otro lado, la gran labor que se hace desde Atención Temprana. Creo que eso ha sido un logro enorme. Ojalá, Miguel, hubiese asistido a Atención Temprana.
También creo que el apoyo que se da en los centros específicos es magnífico, y los profesionales hoy en día son fantásticos.
Aún queda un gran logro: para mí la vivienda tutelada que permita a las personas más autónomas tener una vida más independiente cuando los padres faltemos.
¿Crees que el papel y movimiento de las familias, en tu caso padres, ha sido vital para conseguir estos avances?
El papel de las familias ha sido vital. Cuando aún éramos Aprosub, y hace muchos años, la lucha estaba encabezada por las familias.
Ahora creo que tanto las familias, como el patronato, como todos los profesionales luchamos mucho en el día a día.
Yo estoy contentísima con los profesionales del centro donde va Miguel (Centro de Adultos de Córdoba). Están muy atentos a sus necesidades. Siempre proponen iniciativas para darles oportunidades, para hacer cosas nuevas, para que ellos decidan qué quieren hacer y con quién.
Tu hijo Miguel tiene 45 años, ¿Qué diferencias aprecias en la prestación de apoyos actual con la de hace 40 años?
Creo que es la noche y el día. Una diferencia enorme.
Además de que, como he comentado antes, no había atención temprana, no había apoyos como tal. Los centros sólo eran “para guardar” pero no había una atención personalizada ni la idea de que los niños con discapacidad podían aprender.
Ahora hay un gran despliegue de medios entre psicólogos, logopedas, fisios, maestros…
Bajo tu punto de vista ¿Qué queda aún por hacer? ¿Cómo visualizas el futuro?
Para mí, un reto importante es conseguir las viviendas tuteladas para las personas con discapacidad intelectual. Para que ganen un futuro más autónomo, para tener una garantía de vida plena cuando los padres no estemos. Entiendo que para esto se necesita mucha ayuda de la Junta de Andalucía y del Gobierno central.
Otro gran reto seria conseguir un sistema de apoyos puntuales que permita a las personas con discapacidad conseguir sus objetivos.
En cuanto a accesibilidad cognitiva, es cierto que ya están haciendo muchas cosas, y que cada vez se ven más pictogramas por la calle y en lugares públicos, pero creo que hay que avanzar más en este sentido.
Es importante para que las personas con discapacidad intelectual, y otras muchas personas, como personas mayores o inmigrantes, puedan comprender el entorno.
Y en general, creo que los Gobiernos deben prestar muchos más apoyo y atención a todas las personas que lo necesitan.