¡Sexualmente iguales!

Sería deseable eliminar el énfasis de este título y que la sociedad asumiera y aceptase que las necesidades, deseos y manifestaciones sexuales de las personas con discapacidad intelectual son similares a las del resto, pero aún existe una brecha social importante sobre derechos, recursos, oportunidades y condiciones de trato hacia estas personas, aspecto que se agrava en el ámbito sexual perpetuado por la existencia de mitos, prejuicios y elevada desinformación.

En Aprosub trabajamos por erradicar esta situación ya que pensamos que atender, educar y prestar apoyo a la sexualidad de estas personas contribuye a todas y cada una de las dimensiones de calidad de vida. Y aunque podríamos basarnos en una extensa bibliografía (Schalock y Verdugo, 2002; Convención Internacional de los derechos de las personas con discapacidad, 2006; De la Cruz, C. ; García Navarro, J.L.) que avale nuestra apuesta, partimos  de lo que  transmiten literalmente nuestros chicos y chicas:

“Que todos tenemos el mismo derecho a ser sexualmente como todos los demás porque somos personas como cualquier otra”

“Yo quiero tener sexualidad con mi pareja en sitios donde pueda hacerlo con intimidad”

“Cuando tengamos pareja, si a mi padre no le gusta, que también se respete la decisión de estar con esa persona”

Estos testimonios se han extraído de acciones formativas sobre sexualidad organizadas por Aprosub y dirigidas a tres grupos de interés:

  • las personas con discapacidad intelectual: que quieren ser escuchadas y tener la consideración de personas,
  • las familias: que demandan mayor formación y acompañamiento,
  • los profesionales: que observamos necesitan asumir y clarificar el marco teórico-práctico que guíe su intervención.

Además, percibimos una circunstancia que puede frenar el desarrollo sexual de estas personas y el ímpetu de los profesionales por facilitarlo, nos referimos al ritmo diferente de las familias. Éstas necesitan más tiempo para asumir cambios de mentalidad, superar prejuicios y considerar la sexualidad como otro aspecto más en la vida de sus hijos/as siendo el respeto hacia sus decisiones lo que guíe nuestra intervención.

Con el fin de ajustar nuestras actuaciones a las demandas de cada uno de estos grupos, nos sumamos al posicionamiento de Plena Inclusión por el derecho a la sexualidad y a sus propuestas mínimas irrenunciables:

– Hacer realidad la educación sexual y evitar el silencio.

– Difícilmente se podrá hablar de satisfacción o placer si lo sexual queda arrinconado en lo escondido en vez de legitimado en la intimidad.

– Extremada consideración hacia su cuerpo y pudor ¡Su cuerpo les pertenece!

– Facilitar la vivencia de una sexualidad plena, satisfactoria y segura.

– Propiciar la expresión libre de la identidad de género y orientación sexual sin presiones ni estereotipos.

– Tener relaciones personales igualitarias es el trampolín de las relaciones de pareja.

– Dotar de los apoyos necesarios para llevar a cabo diferentes expresiones eróticas.

– Fomentar en mujeres y hombres actitudes hacia la igualdad, empoderar a las mujeres con discapacidad intelectual en la toma de decisiones.

Uno de nuestros retos, como agentes de cambio, es continuar apostando por la visibilidad de las personas con discapacidad promoviendo espacios que favorezcan las relaciones sociales necesarias para que surjan de forma natural las manifestaciones afectivas y sexuales. No demoremos más facilitarles un estado de bienestar físico, mental y social en relación con la sexualidad.

Mª Paz Valero Fernández

Psicóloga Aprosub